Estrella Polar

Hay estrellas preciosas y únicas que nos observan desde lo alto sin importarles nada más que nosotros. Da igual lo que hagamos: bueno o malo, justo o injusto, bonito o feo… siempre nos perdonan, siempre nos admiran. Sí, brillan con todas sus fuerzas, cambian hacia nuestro color favorito y titilan eufóricas para llamar nuestra atención cada vez que miramos al firmamento buscando una razón para seguir adelante, una señal. Pero lo hacen en vano. Porque no las vemos. Porque no funciona así, desgraciadamente…

Solo abrimos la boca asombrados cuando nos deslumbra una de esas otras Estrellas Fugaces que cruzan el universo a toda velocidad, sin ni siquiera fijarse en nuestras caras de tonto. Y nos autoconvencemos de que son las que llevábamos esperando toda la vida, eclipsando por completo el baile de las que encontramos ya hace mucho tiempo: nuestas Estrellas Polares. ¿Por qué seremos tan simples? Perdemos nuestra mirada en la estela de esas luciérnagas de temporada porque parecen resplandecer más, tan solo por ese efímero fogonazo que se les cayó a nuestro lado sin querer. Y despreciamos el calor de las que alumbran con sus tímida luz azul nuestro camino a diario, por muy fundidas que tengan ya sus alas de cera. Qué mal, joder, qué mal…

Pero ¿sabéis lo peor? Que llegará la noche en que esa Estrella Fugaz se vaya a otro planeta más interesante que el que nosotros le ofrecemos. Y cuando gritemos con desesperación el nombre de nuestra Estrella Polar a un cielo ahora completamente negro, tampoco la encontraremos. Porque también se habrá marchado para no volver, cansada de ser invisible ante unos ojos ciegos.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.