Quién sujetará tu mano

Hará algún tiempo, me enzarcé en una acalorada discusión con unas compañeras de curro 17 años más jóvenes que yo, asfixiadas por el yugo del que quiere demostrar que vale a toda costa. Caiga quien caiga. Creo recordar que todo empezó con una de esas preguntas que yo hago porque sí. O más bien, porque si no, reviento… ¿Si tuvierais que elegir entre perder al amor de vuestra vida o el trabajo de vuestra vida, qué haríais?

Disparé aquel proyectil con trampa porque las veía un poco confundidas al respecto, y no podía dejarlas marchar sin llevarse incrustada esa semilla de la duda que algún día podría dar sentido a su existencia. (O arruinársela, quién sabe…)

Yo, después de darme cuenta a base de leches durante los últimos casi 40 años de que al final se trabaja por dinero, por mucho que te empeñes en agarrarte a la realización personal y esas mierdas… obviamente sabía cuál era la respuesta y estaba convencido de que ellas elegirían con el corazón. Pero me equivocaba… ¡No se lo pensaron ni un mísero segundo! Y ahora creo que el problema era precisamente ése: que les faltaba corazón. Mal asunto. «Me quedaría con el trabajo de mi vida. Amores, hay muchos…», dijeron todas sin pestañear. WHAT???!!!

Intenté desarmarlas de mil formas posibles, alegando que el amor verdadero es lo más complicado de encontrar (y de regar, más aún) en esta despiadada carrera de fondo. De hecho, utilicé la técnica más ruin que se me ocurrió para tratar de derretir esos cubitos de hielo que escondían en el pecho: «Sí, seguramente, cuando estéis en vuestro lecho de muerte, justo antes de iros al hoyo, vuestro último pensamiento será: ¡Adiós mundo! Me voy muy muy muy feliz por haber conseguido ser una profesional como la copa de un pino, con coche de empresa y cheques restaurante incluidos… ¡Buah, pero qué orgullosa estoy, la virgen!». De eso no os vais a acordar, creedme… Luego no digáis que no os lo advertí. ;)

Me duele todavía no haber sido capaz de convencerlas cuando tuve aquella oportunidad, porque me juego el pescuezo a que el batacazo que se van a dar tarde o temprano será monumental (que no irreversible)… Pero bueno, a lo mejor vosotros sí me escucháis. Aunque quizás tampoco debierais… Sí, mejor no me hagáis ni caso, en serio. Al fin y al cabo, ya sabéis que soy Mr. Consejos-Vendo-Que-Pa’-Mí-No-Tengo”. Vosotros mismos… Luego vendrán los lloros. jaja!

Pero hagáis lo que hagáis, sólo os deseo que el día que la palméis, que lo haréis… (dentro de mogollón de décadas, eso sí) sea el amor de vuestra vida quien os esté sujetando la mano. Porque vuestro jefe… ya os digo yo que no lo va a hacer, fijo.

De nada.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.