Sí, sí… has leído bien: científicos de no sé qué universidad impronunciable han descubierto que el corazón posee una especie de sistema nervioso independiente, compuesto por más de 40.000 neuronas, que influye en muchas de las decisiones que tomamos a diario, distintas a las gestionadas por el cerebro… Y esto me ha roto todos los esquemas; o me los ha reforzado, no sé.
Ya sabes que yo siempre defiendo que hay que actuar con el corazón y no con la cabeza; pues al fin y al cabo, el que manda es el que manda. Pero claro, ahora me surge la duda de si realmente estaba equivocado y no existe por tanto la espontaneidad, al estar todo pensado y requetepensado… O, por el contrario, gracias a que tenemos esas “neuronas con sentimiento” en el centro de nuestro universo sanguíneo, podemos hacer frente de vez en cuando a las millones de «listillas» que manipulan cada uno de nuestros movimientos desde ahí arriba, pudiéndonos embarcar así en empresas tan irracionales como lo es el amor…
Me hace gracia imaginarme a ese grupito de células cum laude en emoción, luchando –cual espartanos contra el ejército de cuadriculados persas en Las Termópilas– sin temor a la muerte. Y que, aun sabiendo que lo más probable es que sean aplastados sin remilgos, mantienen erguido su estandarte, hasta el último aliento, con la frase: “¡Si la quieres no te rindas, gilipichis! o “¡Deja esa basura de trabajo y vete a Nueva York… ¡Cacas, que eres un cacas!” o “¿Y tú qué sabías que eso era ilegal? ¡Que te quiten lo bailao, hombre ya!” ¡jaja!
Pero, ¿sabes qué? Que, aunque las de la cabeza las superen en número, o descubran mañana que también tenemos neuronas en otras partes del cuerpo (y no seas mal pensado, que te conozco, bandolero…), tengo claro que las que están en el punto de mira del arco de Cupido, son, y serán siempre, las responsables de las más grandes decisiones que tomemos en nuestras vidas. Y, por lo menos yo, pienso seguir haciéndoles caso, para variar… Porque, aunque esta noche cenemos en el infierno… ¿de qué sirve morir agazapado en la más segura de las trincheras? ¡Hagámoslo luchando! ¡Auuh! ¡Auuh! ;)
Me gusta pero…. la respuesta a «formemos una familia» la ponemos nosotros. no?.
jaja! Para eso está el botón de emergencia! :P (Me alegro de que hayas podido volver a comentar, socio! )
Estoy de acuerdo, el vídeo es realmente genial, si no me equivoco el simbolito que sale en una esquina indica que lo han hecho psicólogos, no es así? Este vídeo y el siguiente artículo es lo mejor que he visto respecto a este tema últimamente:
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/guantanamo/2014/06/05/la-soledad.html
aunque no estoy de acuerdo en todo lo que dice el autor, por ejemplo que divorciarse es un acto de cobardía, más bien lo contrario en la mayoría de los casos, un acto de valentía de tomar la decisión de cambiar una situación que está haciendo infeliz a los partícipes del negocio.
En fin, creo que plantear «corazón» y «cerebro» como cosas antagónicas e irreconciliables es un error, por eso me gusta el vídeo :-), deben de trabajar juntos. Si cada uno va por su lado mal asunto. Si sólo trabaja el corazón pasamos de la valentía a la temeridad, y si sólo lo hace el cerebro nos encontraremos entonces con la justificación racional de la cobardía, que por mucho que se argumente y se intente justificar no deja de ser eso, cobardía. Eso que dices de Nueva York….seguramente lo «inteligente» sea hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta como está aquí el panorama y según a lo que se dedique el sujeto en cuestión….si no se hace tal vez sea porque no se tiene….eso ;-), entonces nuestro cerebro evolucionado de primate enviará la señal de decirse a uno mismo, y a quienes le rodean, «es que no es el momento», «mira, parece que empiezan a haber brotes verdes», «como Madrid en ningún sitio» o «en el fondo yo es que me muevo en extremos, que le voy a hacer, un día pienso una cosa y otra la contraria», en definitiva excusas, muy razonadas pero excusas al fin y al cabo…..
Estoy de acuerdo contigo, sobre todo en lo de las excusas, Andrés… Más que nada porque últimamente estoy escuchando demasiadas, e incluso algunas saliendo de mi propia boca, aun cuando todo cerebro y todo corazón nos está gritando lo contrario al unísono. ;)
Sobre la valentía y la cobardía en ciertas situaciones de la vida sólo puedo decir que el que lucha por un cambio necesario, para bien o para mal, nunca puede ser considerado un cobarde.
PD: el vídeo lo publicó esa página de psicología positiva en cuestión, pero no es suyo.